Tapia de Casariego - Asturias

lunes, 3 de noviembre de 2014

Había un cura de pueblo que continuamente exhortaba a la feligresía sobre las bondades de practicar las virtudes humanas de la puntualidad y de la paciencia. La puntualidad debía ser un precepto a cumplir en todas las obligaciones diarias. Si alguien a nuestro alrededor se mostraba impuntual se debería responder con la paciencia. De entre los personajes bíblicos es sobradamente popular en Santo Job que extremó su paciencia aun cuando la adversidad asoló su vida. Pero la santidad está al alcance de unos pocos y para la mayoría de los humanos la paciencia también tiene su límite. Uno ya pierde la noción del tiempo para recordar desde cuando se viene hablando de la explotación de la mina de oro de Salave. También se está esperando para ver si algún día es una realidad la Variante de Pajares. Se minó la cordillera con el fin de facilitar la comunicación con la Meseta. Cuando esa magna obra concluya la paciencia de muchos asturianos se habrá agotado como se han agotado millones de euros en un proyecto disparatado. Una cosa si será cierta. Al traspasar por su interior las montañas y aparecer en la comunidad castellana aparece ante nuestra mirada un paisaje que nada tiene que ver con el dejado en el Principado. Cabe preguntarse si semejante trasformación puede acaecer en Tapia cuando la mina se agote. Paciencia monacal es la que demuestran aquellos lugareños que aspiran y se ilusionan con un trabajo en la mina, si algún día abre. Y decepción para los que, llegado ese supuesto, les den con la puerta en las narices. Paciencia sin límite hay que tener cuando se ven los sueldos menguar, como mengua la bola del helado en pleno agosto; al tiempo se soporta, sin apenas alterarse, la avaricia sin fondo de aquellos que rigen los destinos de la economía global. No tuvo paciencia Cuco cuando se vio acosado por todos los frentes. La activa plataforma que se opone a la mina se quedará sin aliento ante tan persistente incertidumbre. Y paciencia extrema la que muestra la CUOTA, que no encuentra el momento de tomar una decisión, ni en un sentido ni en el contrario. Tienen sobre la mesa informes contundentes para denegar la autorización a Astur Gold pero parecen obrar al modo de Gaucho Marx: si no gustan esos informes esperamos por otros.

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